sábado, 10 de enero de 2009

Dos cuentos y una canción

Entonces tienen que un día nuestro personaje fué a un cajero automático en una plaza comercial cerca de su casa. Necesitaba retirar dinero para poder comprar unas cosas para la comida, así que hizo fila detrás de otras personas que también iban a realizar alguna operación bancaria y a nuestro personaje quedó parado atrás de una señora toda emperifollada, de esas que tratan de sentirse como que habitan en Polanco a pesar de que viven de la pensión de jubilación de sus maridos y que a fuerzas logran llegar tablas al fin del mes.
La señora entró al cajero, lo cual le dió cierto alivio a nuestro personaje debido a que ya llevaba varios minutos esperando. Nuestro personaje es una persona medianamente paciente, no se enoja ni se desespera con mucha facilidad, sin embargo la señora en cuestión empezó a realizar una cadena de operaciones, lo que ocasionó que la paciencia de nuestro personaje se terminara. Pasados unos 5 minutos, la señora salió del cajero y le detuvo la puerta del cajero para que el pasara. Como dato interesante, mucha gente da las gracias cuando alguien la agarra la puerta para pasar al cajero, sin embargo nuestro personaje lo que hace es sonreirle a la persona y hacer una ligera reverencia ya que el cree que se ve un poco más elegante (y un poco más mamón, naturalmente). Nuestro personaje hizo su reverencia, sin embargo la señora se molestó por no escuchar las gracias.

Señora emperifollada (muy indignada): ¡Que grosero, se dice gracias!
Nuestro personaje (bastante irritado porque además de que la señora tardó decadas en hacer las malditas operaciones bancarias, se indigna porque no le agradece el GRAN favor de mantenerle abierta la puerta): ¡Pues chingue a su puta madre, vieja de mierda!

La señora se quedó impresionada y se retiró llena de coraje. Nuestro personaje sonrió y fué feliz mientras hacía las compras.

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En otra ocasión nuestro personaje entro a otro cajero y retiró dinero. Sin embargo nuestro personaje ese día llevaba poco tiempo, ya que tenía que ir a hacer otras operaciones en otros bancos y faltaba poco para que estos cerraran. Nuestro personaje, viendo que había una señora afuera decidió que era mejor abrir con fuerza la puerta del cajero, para evitar tener que agarrarla para que la siguiente persona entrara. Sin embargo, a la señora le molestó que no le agarrara la puerta, ya que esta se empezó a cerrar mientras ella entraba.

Señora indignada: ¡Por lo menos me hubiera agarrado la puerta!
Nuestro personaje (apuradísimo): ¡Pues huevos si no le parece!

Aparentemente la señora no escuchó lo que nuestro personaje le dijó. El realizó todas las cosas que tenía que hacer por ese día, y todavía le sobró algo de tiempo.

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Les dejo con una canción bien vergas de Dream Theater, en donde demuestran su maestría en lo que hacen. En esta canción hay una amplia gama de matices sonoros, lo cual nos lleva a un viaje musical en donde uno logra sentir (si tiene imaginación, obviamente) diferentes cambios de emociones, lo que llega a repercutir en la percepción de los sentidos, llegando incluso a sentir calor en las partes finales de la canción y frio al inicio. La canción se llama Hell's Kithcen, disfrutenla

1 comentario:

Jonathan Jiménez dijo...

Los dos relatos de aquel pobre personaje afectado por las multiples personalidades que dan un sazón especial a la sociedad, me doblaron de risa por la reacción tan inesperada hacia la actirud atacante de los "civilizados".

Realmente alguien debería abofetar a estas...irrespetuosas y humanas, señoras.

Abies ºwº